La negación es la parte de nuestra enfermedad que nos dice que no
tenemos una enfermedad. Cuando estamos en negación, somos incapaces
de ver la realidad de nuestra enfermedad. Minimizamos sus efectos.
Culpamos a otros, citando las expectativas demasiado altas de
familiares, amigos y quienes nos dan trabajo. Nos comparamos con
otros adictos cuyas adicciones parecen “peores” que la nuestra.
Podemos culpar a una droga en particular. Si hemos estado en
abstinencia de drogas por algún tiempo, podemos comparar la normal
manifestación de nuestra adicción con nuestro uso de las drogas,
racionalizando que ¡nada que hagamos hoy podría ser tan malo como
fué aquello!. Uno de los modos más fáciles de darnos cuenta que
está en negación es cuando nos encontramos a nosotros mismos,
dándonos plausibles pero falsas razones de nuestra conducta.
Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia
la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema
con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con
honestidad, pueden servir para mostrarte como el consumo de drogas ha
hecho tu vida ingobernable.
La adicción es una en una enfermedad que, sin la recuperación,
termina en cárceles, hospitales, centros de reclusión o con la
muerte. Muchos llegamos a el deseo de dejar de consumir porque las
drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos
quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y
hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este
punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro
infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes
encontrar en el deseo de dejar de consumir.
Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos el
deseo de dejar de consumir. Hicimos nuestro primer compartir
derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado
en una o en varias intervenciones, empezamos a sentir que los demás
se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque
nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas
del blog nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades
de recuperación.
Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos pensado o
hecho en el pasado, otros también las habían creído y hecho.
Compartiendo con otros adictos nos dimos cuenta de que ya no
estábamos solos. La recuperación se hace realidad en las visitas y
compartires. Está en juego nuestra vida. Vimos que si anteponemos la
recuperación a todo lo demás, el compartir funciona. Tuvimos que
enfrentarnos con estos tres puntos conflictivos:
1. Somos impotentes ante la adicción y nuestra vida es
ingobernable.
2. Aunque no somos responsables de nuestra enfermedad, somos
responsables de nuestra recuperación.
3. Ya no podemos seguir echando la culpa de nuestra adicción a
los demás, a los lugares ni a las cosas.
Tenemos que afrontar nuestros propios problemas y nuestros
sentimientos.
Solo tu puedes responder:
- ¿Te has dado plausibles pero falsas razones por tu conducta? ¿Cuáles han
sido ellas?
- ¿Has actuado impulsivamente una obsesión, y después actuado como si
realmente hubiera planeado actuar de esa manera?
-¿Cómo has culpado a otras
personas por tu comportamiento?
- ¿Cómo has comparado tu adicción con las adicciones de otros u otras? ¿Es
tu adicción ”suficientemente mala” si no la comparas con la de ningún otro u
otra?
- ¿Estás tú comparando una manifestación normal de tu adicción con el modo
que era tu vida antes de estar limpio?
- ¿Has estado pensando que tienes suficiente información sobre la adicción
y recuperación para poner a tu conducta bajo control antes de que se te escape
de las manos?
- ¿Estás evitando actuar porque tienes miedo de avergonzarte cuando te enfrentes a las consecuencias de tu adicción? ¿Evitas actuar porque te
preocupa lo que pueden pensar los demás?
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