martes, 9 de diciembre de 2014

MI ACEPTACIÓN, MI FE Y MI COMPROMISO


Cuando llegué a el deseo de dejar de consumir había identificado mi problema: tenía el deseo de dejar de consumir, pero no sabía cómo. Debido a la naturaleza de la adicción toda mi personalidad estaba centrada en obtener drogas, consumirlas y cómo encontrar la forma de conseguir más. Todos los rasgos de mi personalidad reforzaban esta obsesión conmigo mismo. Era tan egocéntrico, que intentaba gobernar mi vida manipulando a la gente y las circunstancias en mi provecho. Había perdido todo control. A pesar de que sabía que me estaba autodestruyendo, la obsesión me forzaba a consumir drogas repetidamente en contra de mi voluntad y de mi instinto básico de supervivencia. Enajenado y completamente desesperado, dejé de luchar y acepté que era un adicto, que mi vida era completamente ingobernable y que no tenía ningún control sobre la enfermedad. Mi fuerza de voluntad no podía cambiar mi cuerpo enfermo que ansiaba compulsivamente consumir drogas. Mi autocontrol no podía cambiar mi mente enferma, obsesionada con la idea de consumir sustancias que alteraran mi estado de ánimo, para así eludir la realidad. Ni siquiera mis más altos ideales podían transformar mi espíritu enfermo, astuto, insidioso y completamente egocéntrico. Tan pronto como pude aceptar la realidad de mi impotencia, ya no necesité consumir drogas. Esta aceptación de mi condición (mi impotencia ante la adicción y la ingobernabilidad de mi vida) fue la clave de mi recuperación. Con la ayuda de los adictos y adictas en recuperación que se incorporan al blog el deseo de dejar de consumir, me mantengo abstinente de minuto en minuto, de hora en hora, de día en día.


Todavía quería drogarme. No podía concebir la vida sin drogas. Al dejar de luchar me sentí todavía más impotente que antes, y para hacer frente a la situación, mi mente me decía que debía volver a consumir. La aceptación de mi impotencia y la ingobernabilidad de mi vida me dejaron con la necesidad de encontrar una fuerza más poderosa que mi enfermedad para poder cambiar mi naturaleza autodestructiva. La gente que conocia en el deseo de dejar de consumir me dijo que había encontrado un poder más grande que su adicción. Estas personas se mantenían limpias durante meses y años, incluso ya no querían consumir. Me contaron que podía perder el deseo de tomar drogas viviendo a la manera del deseo de dejar de consumir. No tuve más opción que creerles. Había probado médicos, psiquiatras, hospitales, manicomios, cambios de trabajo, matrimonios, divorcios y todo había fracasado. Parecía inútil, pero en el deseo de dejar de consumir vi una esperanza. Encontré adictos recuperándose de su enfermedad. Llegué a creer que podía aprender a vivir sin drogas. En el deseo de dejar de consumir encontré la fe que necesitaba para empezar a cambiar. 

A esta altura ya había parado de consumir, pero aún no creía que pudiera seguir abstinente. Todavía pensaba y sentía como un adicto, sólo que no consumía. Mi personalidad y carácter eran los mismos de siempre. Todo en mí reforzaba mi autodestrucción. Necesitaba cambiar o empezaría a consumir otra vez. Había aceptado mi condición y suponía que podía recuperarme. Para poder hacerlo, tuve que comprometerme del todo con los principios del deseo de dejar de consumir. 

Con la ayuda de mis compañeras y compañeros decidí poner mi vida y mi voluntad al cuidado de un poder superior a mí, suena espiritual, y es así, mas no es religioso. Para mí, ese fue un paso decisivo. Esta decisión exige aceptación continua, una fe que vaya aumentando y un compromiso diario con el proceso de recuperación. La decisión de poner mi vida al cuidado de ese poder superior exigía que tomase mayor conciencia de mí mismo y que intentase activamente cambiar mi forma de enfrentarmea la realidad. Este compromiso introdujo la honestidad en mi vida. Así es cómo funciona para mí la metodológia de el deseo de dejar de consumir: acepto mi enfermedad, tengo fe en que con la ayuda de ustedes pueda cambiarme y me comprometo a seguir los principios espirituales de recuperación. 

A partir de ahora, es esencial tomar medidas. Si no cambio, me sentiré desdichado y volveré a consumir drogas. Las medidas sugeridas por el deseo de dejar de consumir pueden cambiar mi personalidad y carácter. Me examino a mí mismo honestamente, escribo lo que he hecho y cómo me sentía. Me muestro totalmente a mi poder superior, tal como yo lo concibo, y a otro ser humano, explicando mis miedos más escondidos, enfados y resentimientos. Al hacerlo, el pasado ya no controla mi vida y hoy tengo la libertad de vivir de acuerdo con mis ideales. Empiezo a comportarme de forma diferente y a estar preparado para que ese poder universal, tal como yo lo concibo, me convierta en la clase de persona que él quiere que yo sea. 

He empezado a desarrollar una imagen razonable de mí mismo, basada en la realidad, al pedir que pueda librarme de mis defectos. 

He aprendido cómo perdonar a los demás y a mí mismo, enmendando el daño que he causado a otras personas. 

Reviso mi comportamiento con regularidad y corrijo mis errores lo más pronto posible. Continuamente desarrollo y aumento mi confianza y fe en principios espirituales. Aporto cosas a los demás, compartiendo mi experiencia y nuestra manera de vivir, e intento vivir los principios que he aprendido. 

Estos compartires en el deseo de dejar de consumir me han permitido dejar las drogas, quitándome el deseo de consumir, y me han dado un nuevo modo de vivir, y si sigo este camino no tengo nada que temer.

Comparte con nosotros:

- ¿He estado en contacto con la realidad de mi enfermedad, sin importar cuanto tiempo he estado libre de la adicción activa?

¿He notado que, ahora que no tengo que encubrir mi adicción, yo no necesito mentir como lo hacia? ¿Aprecio la libertad que esto implica? ¿De que modos he empezado a ser honesto en mi recuperación?

- ¿Que he escuchado yo en recuperación que tenga problemas en creer? ¿Le he pedido a la persona a quien se lo oí decir, que me lo explique?

- ¿De que maneras estoy yo practicando la apertura mental?

- ¿Tengo buena voluntad para seguir las directivas de mis compañeras y compañeros del blog?

- ¿Tengo buena voluntad para compartiren el blog diariamente?

- ¿Tengo buena voluntad para dar a la recuperación mi mejor esfuerzo? ¿De que manera?

- ¿Creo que soy un monstruo que ha envenenado al mundo entero con mi adicción? ¿Creo que mi adicción es totalmente sin consecuencias para la más amplia sociedad alrededor de mí? ¿O algo entre las dos anteriores?

- ¿Tengo un sentido de mi relativa importancia dentro de mi círculo de familiares y amigos?¿En la sociedad como un todo? ¿Que es ese sentido?

- ¿Cómo estoy practicando el principio de humildad en conexión con este trabajo de aceptar mi adicción?

- ¿Me he hecho amigo de las cosas que tendré que hacer para permanecer limpio?

- ¿Cómo es la aceptación de mi enfermedad necesaria para mi recuperación continua?






ESTA OPORTUNIDAD ES UNA SOLA, Y LA DECISIÓN ES MIA


Cuando llegué a el deseo de dejar de consumir había identificado mi problema: tenía el deseo de dejar de consumir, pero no sabía cómo. Debido a la naturaleza de la adicción toda mi personalidad estaba centrada en obtener drogas, consumirlas y cómo encontrar la forma de conseguir más. Todos los rasgos de mi personalidad reforzaban esta obsesión conmigo mismo. Era tan egocéntrico, que intentaba gobernar mi vida manipulando a la gente y las circunstancias en mi provecho. Había perdido todo control. A pesar de que sabía que me estaba autodestruyendo, la obsesión me forzaba a consumir drogas repetidamente en contra de mi voluntad y de mi instinto básico de supervivencia. Enajenado y completamente desesperado, dejé de luchar y acepté que era un adicto, que mi vida era completamente ingobernable y que no tenía ningún control sobre la enfermedad. Mi fuerza de voluntad no podía cambiar mi cuerpo enfermo que ansiaba compulsivamente consumir drogas. Mi autocontrol no podía cambiar mi mente enferma, obsesionada con la idea de consumir sustancias que alteraran mi estado de ánimo, para así eludir la realidad. Ni siquiera mis más altos ideales podían transformar mi espíritu enfermo, astuto, insidioso y completamente egocéntrico. Tan pronto como pude aceptar la realidad de mi impotencia, ya no necesité consumir drogas. Esta aceptación de mi condición (mi impotencia ante la adicción y la ingobernabilidad de mi vida) fue la clave de mi recuperación. Con la ayuda de los adictos y adictas en recuperación que se incorporan al blog el deseo de dejar de consumir, me mantengo abstinente de minuto en minuto, de hora en hora, de día en día.
Todavía quería drogarme. No podía concebir la vida sin drogas. Al dejar de luchar me sentí todavía más impotente que antes, y para hacer frente a la situación, mi mente me decía que debía volver a consumir. La aceptación de mi impotencia y la ingobernabilidad de mi vida me dejaron con la necesidad de encontrar una fuerza más poderosa que mi enfermedad para poder cambiar mi naturaleza autodestructiva. La gente que conocia en el deseo de dejar de consumir me dijo que había encontrado un poder más grande que su adicción. Estas personas se mantenían limpias durante meses y años, incluso ya no querían consumir. Me contaron que podía perder el deseo de tomar drogas viviendo a la manera del deseo de dejar de consumir. No tuve más opción que creerles. Había probado médicos, psiquiatras, hospitales, manicomios, cambios de trabajo, matrimonios, divorcios y todo había fracasado. Parecía inútil, pero en el deseo de dejar de consumir vi una esperanza. Encontré adictos recuperándose de su enfermedad. Llegué a creer que podía aprender a vivir sin drogas. En el deseo de dejar de consumir encontré la fe que necesitaba para empezar a cambiar. A esta altura ya había parado de consumir, pero aún no creía que pudiera seguir abstinente. Todavía pensaba y sentía como un adicto, sólo que no consumía. Mi personalidad y carácter eran los mismos de siempre. Todo en mí reforzaba mi autodestrucción. Necesitaba cambiar o empezaría a consumir otra vez. Había aceptado mi condición y suponía que podía recuperarme. Para poder hacerlo, tuve que comprometerme del todo con los principios del deseo de dejar de consumir. Con la ayuda de mis compañeras y compañeros decidí poner mi vida y mi voluntad al cuidado de un poder superior a mí, suena espiritual, y es así, mas no es religioso. Para mí, ese fue un paso decisivo. Esta decisión exige aceptación continua, una fe que vaya aumentando y un compromiso diario con el proceso de recuperación. La decisión de poner mi vida al cuidado de ese poder superior exigía que tomase mayor conciencia de mí mismo y que intentase activamente cambiar mi forma de enfrentarmea la realidad. Este compromiso introdujo la honestidad en mi vida. Así es cómo funciona para mí la metodológia de el deseo de dejar de consumir: acepto mi enfermedad, tengo fe en que con la ayuda de ustedes pueda cambiarme y me comprometo a seguir los principios espirituales de recuperación. A partir de ahora, es esencial tomar medidas. Si no cambio, me sentiré desdichado y volveré a consumir drogas. Las medidas sugeridas por el deseo de dejar de consumir pueden cambiar mi personalidad y carácter. Me examino a mí mismo honestamente, escribo lo que he hecho y cómo me sentía. Me muestro totalmente a mi poder superior, tal como yo lo concibo, y a otro ser humano, explicando mis miedos más escondidos, enfados y resentimientos. Al hacerlo, el pasado ya no controla mi vida y hoy tengo la libertad de vivir de acuerdo con mis ideales. Empiezo a comportarme de forma diferente y a estar preparado para que ese poder universal, tal como yo lo concibo, me convierta en la clase de persona que él quiere que yo sea. He empezado a desarrollar una imagen razonable de mí mismo, basada en la realidad, al pedir que pueda librarme de mis defectos. He aprendido cómo perdonar a los demás y a mí mismo, enmendando el daño que he causado a otras personas. 

Reviso mi comportamiento con regularidad y corrijo mis errores lo más pronto posible. Continuamente desarrollo y aumento mi confianza y fe en principios espirituales. Aporto cosas a los demás, compartiendo mi experiencia y nuestra manera de vivir, e intento vivir los principios que he aprendido. 

Estos compartires en el deseo de dejar de consumir me han permitido dejar las drogas, quitándome el deseo de consumir, y me han dado un nuevo modo de vivir, y si sigo este camino no tengo nada que temer.

- ¿He estado en contacto con la realidad de mi enfermedad, sin importar cuanto tiempo he estado libre de la adicción activa?
- ¿He notado que, ahora que no tengo que encubrir mi adicción, yo no necesito mentir comolo hacia? ¿Aprecio la libertad que esto implica? ¿De que modos he empezado a ser honesto enmi recuperación?

RENDICIÓN



Hay una enorme diferencia entre resignación y rendición. Resignación es lo que sentimos cuando nos hemos dado cuenta que somos adictos pero todavía no hemos aceptado la recuperación como la solución a nuestro problema. Muchos de nosotros nos encontrábamos en este punto mucho antes de buscar ayuda. Quizás pensáramos que nuestro destino era ser adictos, vivir y morir con nuestra adicción. La rendición, por otro lado, es lo que sucede después que hemos aceptado el primer paso como algo que es verdad para nosotros y hemos aceptado que la recuperación es la solución. Nosotros no queremos que nuestras vidas sean lo que fueron. No queremos seguir sintiéndonos como nos hemos sentido.

Podrás responder:
 
- ¿Que temo yo del concepto de rendición, si temo algo?
- ¿Que me convence de que yo no puedo consumir más con éxito?¿Acepto que yo nunca obtendré el control, aun luego de un largo período de abstinencia?
- ¿Puedo empezar mi recuperación sin una rendición completa?
- ¿Cómo sería mi vida si me rindiera completamente?
- ¿Puedo continuar mi recuperación sin una rendición completa?