Al principio casi todos
los adictos creen que pueden dejar de usar drogas por sí mismos, y
la mayoría trata de hacerlo sin recibir algún tipo de ayuda. Aunque
algunas personas sí lo logran, muchos intentos fracasan cuando se
quiere lograr la abstinencia a largo plazo. Las investigaciones han
mostrado que el abuso de drogas a largo plazo produce cambios en el
cerebro que persisten por mucho tiempo después de que se dejan de
consumir las drogas. Estos cambios en la función cerebral inducidos
por las drogas pueden tener muchas consecuencias sobre el
comportamiento, lo que incluye la incapacidad para ejercer control
sobre el impulso de usar drogas a pesar de las consecuencias
adversas, característica determinante de la adicción.
El hecho de que la
adicción tenga un componente biológico tan importante puede ayudar
a explicar la dificultad para lograr mantenerse limpio si no se
recibe ayuda. La presión psicológica del trabajo, los problemas
familiares, una enfermedad psiquiátrica, el dolor asociado con
problemas médicos, las señales sociales (como encontrarse con
conocidos de la época cuando usaba drogas) o el entorno (como
encontrarse en ciertas calles, ver algunos objetos o hasta sentir
olores asociados con el uso de drogas) pueden despertar impulsos
intensos de consumir drogas sin que la persona se percate cuál ha
sido el factor desencadenante. Cualquiera de estos factores puede
impedir una abstinencia sostenida y aumentar la probabilidad de una
recaída. Sin embargo, las investigaciones indican que la
participación activa del adicto o la adicta en un proceso de ayuda,
muchas veces con un adicto en recuperación que ayuda a otro con sus
experiencias, es un componente esencial para alcanzar buenos
resultados y puede beneficiar incluso a las personas con las
adicciones más severas.
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