miércoles, 10 de diciembre de 2014

OTRA OPORTUNIDAD - JIMMY BOSCH


Jimmy Bosch nos dice “¿Qué te puedo decir de Rubén? Rubén fue un muchacho que vivió una vida complicada; un hombre muy talentoso, como músico y artista. El era mayor que yo. El se metió en un hábito muy, muy malo, y cogió un camino que le quitó la vida. Fue el abuso de la droga y el alcohol. Por eso no está con nosotros hoy día, y yo compuse una canción que se llama “Otra oportunidad”, que tiene que ver con esa experiencia y ese dolor en mi alma. Y utilizo esa canción para compartir ese dolor con el público, porque yo creo que la música y la canción tienen un poder terapéutico bastante grande, ¿no? Y, además, es mi oportunidad de educar al público y a la gente que usan y abusan drogas, para que sepan que no tienen que vivir y morir de esa manera, como murió mi hermano”.
  
http://www.herencialatina.com/Entrevista%20a%20Bosch.htm

martes, 9 de diciembre de 2014

MI ACEPTACIÓN, MI FE Y MI COMPROMISO


Cuando llegué a el deseo de dejar de consumir había identificado mi problema: tenía el deseo de dejar de consumir, pero no sabía cómo. Debido a la naturaleza de la adicción toda mi personalidad estaba centrada en obtener drogas, consumirlas y cómo encontrar la forma de conseguir más. Todos los rasgos de mi personalidad reforzaban esta obsesión conmigo mismo. Era tan egocéntrico, que intentaba gobernar mi vida manipulando a la gente y las circunstancias en mi provecho. Había perdido todo control. A pesar de que sabía que me estaba autodestruyendo, la obsesión me forzaba a consumir drogas repetidamente en contra de mi voluntad y de mi instinto básico de supervivencia. Enajenado y completamente desesperado, dejé de luchar y acepté que era un adicto, que mi vida era completamente ingobernable y que no tenía ningún control sobre la enfermedad. Mi fuerza de voluntad no podía cambiar mi cuerpo enfermo que ansiaba compulsivamente consumir drogas. Mi autocontrol no podía cambiar mi mente enferma, obsesionada con la idea de consumir sustancias que alteraran mi estado de ánimo, para así eludir la realidad. Ni siquiera mis más altos ideales podían transformar mi espíritu enfermo, astuto, insidioso y completamente egocéntrico. Tan pronto como pude aceptar la realidad de mi impotencia, ya no necesité consumir drogas. Esta aceptación de mi condición (mi impotencia ante la adicción y la ingobernabilidad de mi vida) fue la clave de mi recuperación. Con la ayuda de los adictos y adictas en recuperación que se incorporan al blog el deseo de dejar de consumir, me mantengo abstinente de minuto en minuto, de hora en hora, de día en día.


Todavía quería drogarme. No podía concebir la vida sin drogas. Al dejar de luchar me sentí todavía más impotente que antes, y para hacer frente a la situación, mi mente me decía que debía volver a consumir. La aceptación de mi impotencia y la ingobernabilidad de mi vida me dejaron con la necesidad de encontrar una fuerza más poderosa que mi enfermedad para poder cambiar mi naturaleza autodestructiva. La gente que conocia en el deseo de dejar de consumir me dijo que había encontrado un poder más grande que su adicción. Estas personas se mantenían limpias durante meses y años, incluso ya no querían consumir. Me contaron que podía perder el deseo de tomar drogas viviendo a la manera del deseo de dejar de consumir. No tuve más opción que creerles. Había probado médicos, psiquiatras, hospitales, manicomios, cambios de trabajo, matrimonios, divorcios y todo había fracasado. Parecía inútil, pero en el deseo de dejar de consumir vi una esperanza. Encontré adictos recuperándose de su enfermedad. Llegué a creer que podía aprender a vivir sin drogas. En el deseo de dejar de consumir encontré la fe que necesitaba para empezar a cambiar. 

A esta altura ya había parado de consumir, pero aún no creía que pudiera seguir abstinente. Todavía pensaba y sentía como un adicto, sólo que no consumía. Mi personalidad y carácter eran los mismos de siempre. Todo en mí reforzaba mi autodestrucción. Necesitaba cambiar o empezaría a consumir otra vez. Había aceptado mi condición y suponía que podía recuperarme. Para poder hacerlo, tuve que comprometerme del todo con los principios del deseo de dejar de consumir. 

Con la ayuda de mis compañeras y compañeros decidí poner mi vida y mi voluntad al cuidado de un poder superior a mí, suena espiritual, y es así, mas no es religioso. Para mí, ese fue un paso decisivo. Esta decisión exige aceptación continua, una fe que vaya aumentando y un compromiso diario con el proceso de recuperación. La decisión de poner mi vida al cuidado de ese poder superior exigía que tomase mayor conciencia de mí mismo y que intentase activamente cambiar mi forma de enfrentarmea la realidad. Este compromiso introdujo la honestidad en mi vida. Así es cómo funciona para mí la metodológia de el deseo de dejar de consumir: acepto mi enfermedad, tengo fe en que con la ayuda de ustedes pueda cambiarme y me comprometo a seguir los principios espirituales de recuperación. 

A partir de ahora, es esencial tomar medidas. Si no cambio, me sentiré desdichado y volveré a consumir drogas. Las medidas sugeridas por el deseo de dejar de consumir pueden cambiar mi personalidad y carácter. Me examino a mí mismo honestamente, escribo lo que he hecho y cómo me sentía. Me muestro totalmente a mi poder superior, tal como yo lo concibo, y a otro ser humano, explicando mis miedos más escondidos, enfados y resentimientos. Al hacerlo, el pasado ya no controla mi vida y hoy tengo la libertad de vivir de acuerdo con mis ideales. Empiezo a comportarme de forma diferente y a estar preparado para que ese poder universal, tal como yo lo concibo, me convierta en la clase de persona que él quiere que yo sea. 

He empezado a desarrollar una imagen razonable de mí mismo, basada en la realidad, al pedir que pueda librarme de mis defectos. 

He aprendido cómo perdonar a los demás y a mí mismo, enmendando el daño que he causado a otras personas. 

Reviso mi comportamiento con regularidad y corrijo mis errores lo más pronto posible. Continuamente desarrollo y aumento mi confianza y fe en principios espirituales. Aporto cosas a los demás, compartiendo mi experiencia y nuestra manera de vivir, e intento vivir los principios que he aprendido. 

Estos compartires en el deseo de dejar de consumir me han permitido dejar las drogas, quitándome el deseo de consumir, y me han dado un nuevo modo de vivir, y si sigo este camino no tengo nada que temer.

Comparte con nosotros:

- ¿He estado en contacto con la realidad de mi enfermedad, sin importar cuanto tiempo he estado libre de la adicción activa?

¿He notado que, ahora que no tengo que encubrir mi adicción, yo no necesito mentir como lo hacia? ¿Aprecio la libertad que esto implica? ¿De que modos he empezado a ser honesto en mi recuperación?

- ¿Que he escuchado yo en recuperación que tenga problemas en creer? ¿Le he pedido a la persona a quien se lo oí decir, que me lo explique?

- ¿De que maneras estoy yo practicando la apertura mental?

- ¿Tengo buena voluntad para seguir las directivas de mis compañeras y compañeros del blog?

- ¿Tengo buena voluntad para compartiren el blog diariamente?

- ¿Tengo buena voluntad para dar a la recuperación mi mejor esfuerzo? ¿De que manera?

- ¿Creo que soy un monstruo que ha envenenado al mundo entero con mi adicción? ¿Creo que mi adicción es totalmente sin consecuencias para la más amplia sociedad alrededor de mí? ¿O algo entre las dos anteriores?

- ¿Tengo un sentido de mi relativa importancia dentro de mi círculo de familiares y amigos?¿En la sociedad como un todo? ¿Que es ese sentido?

- ¿Cómo estoy practicando el principio de humildad en conexión con este trabajo de aceptar mi adicción?

- ¿Me he hecho amigo de las cosas que tendré que hacer para permanecer limpio?

- ¿Cómo es la aceptación de mi enfermedad necesaria para mi recuperación continua?






ESTA OPORTUNIDAD ES UNA SOLA, Y LA DECISIÓN ES MIA


Cuando llegué a el deseo de dejar de consumir había identificado mi problema: tenía el deseo de dejar de consumir, pero no sabía cómo. Debido a la naturaleza de la adicción toda mi personalidad estaba centrada en obtener drogas, consumirlas y cómo encontrar la forma de conseguir más. Todos los rasgos de mi personalidad reforzaban esta obsesión conmigo mismo. Era tan egocéntrico, que intentaba gobernar mi vida manipulando a la gente y las circunstancias en mi provecho. Había perdido todo control. A pesar de que sabía que me estaba autodestruyendo, la obsesión me forzaba a consumir drogas repetidamente en contra de mi voluntad y de mi instinto básico de supervivencia. Enajenado y completamente desesperado, dejé de luchar y acepté que era un adicto, que mi vida era completamente ingobernable y que no tenía ningún control sobre la enfermedad. Mi fuerza de voluntad no podía cambiar mi cuerpo enfermo que ansiaba compulsivamente consumir drogas. Mi autocontrol no podía cambiar mi mente enferma, obsesionada con la idea de consumir sustancias que alteraran mi estado de ánimo, para así eludir la realidad. Ni siquiera mis más altos ideales podían transformar mi espíritu enfermo, astuto, insidioso y completamente egocéntrico. Tan pronto como pude aceptar la realidad de mi impotencia, ya no necesité consumir drogas. Esta aceptación de mi condición (mi impotencia ante la adicción y la ingobernabilidad de mi vida) fue la clave de mi recuperación. Con la ayuda de los adictos y adictas en recuperación que se incorporan al blog el deseo de dejar de consumir, me mantengo abstinente de minuto en minuto, de hora en hora, de día en día.
Todavía quería drogarme. No podía concebir la vida sin drogas. Al dejar de luchar me sentí todavía más impotente que antes, y para hacer frente a la situación, mi mente me decía que debía volver a consumir. La aceptación de mi impotencia y la ingobernabilidad de mi vida me dejaron con la necesidad de encontrar una fuerza más poderosa que mi enfermedad para poder cambiar mi naturaleza autodestructiva. La gente que conocia en el deseo de dejar de consumir me dijo que había encontrado un poder más grande que su adicción. Estas personas se mantenían limpias durante meses y años, incluso ya no querían consumir. Me contaron que podía perder el deseo de tomar drogas viviendo a la manera del deseo de dejar de consumir. No tuve más opción que creerles. Había probado médicos, psiquiatras, hospitales, manicomios, cambios de trabajo, matrimonios, divorcios y todo había fracasado. Parecía inútil, pero en el deseo de dejar de consumir vi una esperanza. Encontré adictos recuperándose de su enfermedad. Llegué a creer que podía aprender a vivir sin drogas. En el deseo de dejar de consumir encontré la fe que necesitaba para empezar a cambiar. A esta altura ya había parado de consumir, pero aún no creía que pudiera seguir abstinente. Todavía pensaba y sentía como un adicto, sólo que no consumía. Mi personalidad y carácter eran los mismos de siempre. Todo en mí reforzaba mi autodestrucción. Necesitaba cambiar o empezaría a consumir otra vez. Había aceptado mi condición y suponía que podía recuperarme. Para poder hacerlo, tuve que comprometerme del todo con los principios del deseo de dejar de consumir. Con la ayuda de mis compañeras y compañeros decidí poner mi vida y mi voluntad al cuidado de un poder superior a mí, suena espiritual, y es así, mas no es religioso. Para mí, ese fue un paso decisivo. Esta decisión exige aceptación continua, una fe que vaya aumentando y un compromiso diario con el proceso de recuperación. La decisión de poner mi vida al cuidado de ese poder superior exigía que tomase mayor conciencia de mí mismo y que intentase activamente cambiar mi forma de enfrentarmea la realidad. Este compromiso introdujo la honestidad en mi vida. Así es cómo funciona para mí la metodológia de el deseo de dejar de consumir: acepto mi enfermedad, tengo fe en que con la ayuda de ustedes pueda cambiarme y me comprometo a seguir los principios espirituales de recuperación. A partir de ahora, es esencial tomar medidas. Si no cambio, me sentiré desdichado y volveré a consumir drogas. Las medidas sugeridas por el deseo de dejar de consumir pueden cambiar mi personalidad y carácter. Me examino a mí mismo honestamente, escribo lo que he hecho y cómo me sentía. Me muestro totalmente a mi poder superior, tal como yo lo concibo, y a otro ser humano, explicando mis miedos más escondidos, enfados y resentimientos. Al hacerlo, el pasado ya no controla mi vida y hoy tengo la libertad de vivir de acuerdo con mis ideales. Empiezo a comportarme de forma diferente y a estar preparado para que ese poder universal, tal como yo lo concibo, me convierta en la clase de persona que él quiere que yo sea. He empezado a desarrollar una imagen razonable de mí mismo, basada en la realidad, al pedir que pueda librarme de mis defectos. He aprendido cómo perdonar a los demás y a mí mismo, enmendando el daño que he causado a otras personas. 

Reviso mi comportamiento con regularidad y corrijo mis errores lo más pronto posible. Continuamente desarrollo y aumento mi confianza y fe en principios espirituales. Aporto cosas a los demás, compartiendo mi experiencia y nuestra manera de vivir, e intento vivir los principios que he aprendido. 

Estos compartires en el deseo de dejar de consumir me han permitido dejar las drogas, quitándome el deseo de consumir, y me han dado un nuevo modo de vivir, y si sigo este camino no tengo nada que temer.

- ¿He estado en contacto con la realidad de mi enfermedad, sin importar cuanto tiempo he estado libre de la adicción activa?
- ¿He notado que, ahora que no tengo que encubrir mi adicción, yo no necesito mentir comolo hacia? ¿Aprecio la libertad que esto implica? ¿De que modos he empezado a ser honesto enmi recuperación?

RENDICIÓN



Hay una enorme diferencia entre resignación y rendición. Resignación es lo que sentimos cuando nos hemos dado cuenta que somos adictos pero todavía no hemos aceptado la recuperación como la solución a nuestro problema. Muchos de nosotros nos encontrábamos en este punto mucho antes de buscar ayuda. Quizás pensáramos que nuestro destino era ser adictos, vivir y morir con nuestra adicción. La rendición, por otro lado, es lo que sucede después que hemos aceptado el primer paso como algo que es verdad para nosotros y hemos aceptado que la recuperación es la solución. Nosotros no queremos que nuestras vidas sean lo que fueron. No queremos seguir sintiéndonos como nos hemos sentido.

Podrás responder:
 
- ¿Que temo yo del concepto de rendición, si temo algo?
- ¿Que me convence de que yo no puedo consumir más con éxito?¿Acepto que yo nunca obtendré el control, aun luego de un largo período de abstinencia?
- ¿Puedo empezar mi recuperación sin una rendición completa?
- ¿Cómo sería mi vida si me rindiera completamente?
- ¿Puedo continuar mi recuperación sin una rendición completa?

 

lunes, 8 de diciembre de 2014

LA EXPERIENCIA DE JOEL

Mi nombre es joel, y tengo unos pocos días que no consumo, no es nada fácil para mí mantenerse sin tomar esa primera dosis de droga. Desde que tenia 14 años de edad, cuando salia del colegio y me tocaba empezar en un liceo de Caracas, probé el alcohol por primera vez, siento que desde esa primera probada tuve problemas, no podía controlarme en mi manera de beber, como lo podían hacer los demás, mi personalidad cambiaba y me convertía en otra persona, algo que también me decían mis amigos, que cuando bebía era otra persona a la que ellos veían cuando no bebía. Llegue a tener en oportunidades experiencias que se me olvidaban, no me recordaba lo que hacia, ni lo que me hacían, me sentía muy mal porque al día siguiente al no recordarme, caramba tenia miedo de que me dijeran que había agredido a alguien o le había faltado el respeto. En otra ocasión llegue todo orinado y me había defecado en los pantalones, eso fue intenso para mi, me costaba reconocerlo. Luego  a los 18 años tuve contacto con la mariguana y lamentablemente resulta que me gusto lo que sentí, en ese carrusel de consumo recorrí casi 17 años de mi vida, pase por el consumo de infinidad de sustancias de diferentes clases y reacciones. El consumo compulsivo me llevo a hacer cosa que no quería hacer, como por ejemplo, robar en mi casa para consumir drogas, robar en la calle, sin ninguna necesidad, solo para consumir, hasta a prostituirme, ese infierno hoy no lo quiero para mi. Por eso les pido que me ayuden, quiero salir de ese mundo del consumo y me sumo a este blog para que así como yo he podido parar por el fondo que he tocado con las drogas, otros tengan la oportunidad de parar de consumir, les aseguro que en otra oportunidad le daré a los compañeros del blog muchas experiencias mas en mi vida activa y por supuesto las experiencias que puedo estar viviendo en la recuperación. Les recuerdo solo no se puede dejar de consumir, debemos tener cualquier apoyo, de familia, amigos, grupos de autoayuda, lo que sea, simplemente para dejar de consumir. Hasta la próxima y gracias por tomarme en cuenta en su blog, el deseo de dejar de consumir.


Experiencia que nos hizo llegar el amigo Joel el 30 de noviembre de 2014.

jueves, 4 de diciembre de 2014

TRIÁNGULO DE LA AUTOOBSESIÓN


Al nacer sólo somos conscientes de nosotros mismos, somos el universo. Sólo percibimos nuestras necesidades básicas y, si éstas están satisfechas, estamos contentos. A medida que nuestra conciencia se va desarrollando, descubrimos el mundo exterior. Nos damos cuenta de que hay personas, lugares y cosas alrededor y que éstos llenan nuestras necesidades. En ese momento empezamos a reconocer diferencias y a desarrollar preferencias. Aprendemos a desear y a escoger. Somos el centro de un universo que crece y esperamos que se nos dé lo que necesitamos y deseamos. La fuente de nuestra satisfacción va de las necesidades básicas, milagrosamente resueltas, a la satisfacción de nuestros deseos.

La mayoría de los niños, a través de su experiencia durante cierto tiempo, se dan cuenta de que el mundo exterior no puede satisfacer todos sus deseos y necesidades. Comienzan a conseguir con su propio esfuerzo aquello que antes se les daba. A medida que su dependencia de la gente, los lugares y las cosas disminuye, empiezan a recurrir a sí mismos. Se hacen más autosuficientes y aprenden que la alegría y la felicidad provienen de dentro. La mayoría continúa madurando; reconoce y acepta sus fuerzas, sus debilidades y limitaciones. En algún momento suele buscar la ayuda de un poder superior a ellos, que les dé lo que no pueden conseguir solos. Para la mayoría de las personas, crecer es un proceso natural.

Los adictos, sin embargo, parece que dudamos a lo largo del camino, que nunca dejamos atrás el egocentrismo de la niñez ni hallamos la autosuficiencia que otros alcanzan. Continuamos dependiendo del mundo que nos rodea y nos negamos a aceptar que no se nos dará todo. Nos obsesionamos con nosotros mismos; los deseos y necesidades se convierten en exigencias. Llegamos a un punto en el cual resulta imposible el bienestar y la satisfacción. La gente, los lugares y las cosas no pueden llenar el vacío que tenemos dentro y reaccionamos contra ellos con resentimiento, ira y miedo. 

El resentimiento, la ira y el miedo forman el «triángulo de la autoobsesión». Todos los defectos de nuestro carácter son manifestaciones de estas tres reacciones. La obsesión con nosotros mismos es el centro de nuestra locura. 

El resentimiento es el modo en que la mayoría de nosotros reaccionamos contra el pasado. Consiste en revivir una y otra vez en nuestra mente las experiencias del pasado. La ira es la forma en que afrontamos el presente. 

Reaccionamos así contra la realidad y la negamos. Miedo es lo que sentimos cuando pensamos en el futuro. Es nuestra respuesta a lo desconocido; lo contrario a una ilusión. Estos tres elementos son manifestaciones de nuestra autoobsesión. De esta forma reaccionamos cuando la gente, los lugares y las cosas (el pasado, el presente y el futuro) no están a la altura de nuestras exigencias. 

En el deseo de dejar de consumir se nos da una nueva forma de vivir y un conjunto de herramientas nuevas, experiencias que practicamos lo mejor que podemos. Si nos mantenemos limpios y aprendemos a usar estos principios en todos los aspectos de nuestra vida, ocurre un milagro. Nos libramos de las drogas, de la adicción a ellas y de la obsesión con nosotros mismos. El resentimiento es reemplazado por la aceptación, la ira por el amor y el miedo por la fe. 

Tenemos una enfermedad que al final nos obliga a buscar ayuda. Somos afortunados de que se nos dé una alternativa, una última oportunidad. Debemos romper el «triángulo de la autoobsesión», debemos crecer o morir.

Compartamos

- ¿Crees que tu vida se la pasa inmersa en ese triángulo de la autoobsesión?
- ¿Te la pasas culpandote por lo que no hiciste, dejaste de hacer o te hicieron en el pasado?
- ¿El miedo al que pasará mañana te mantiene paralizado hoy?
- ¿No resistes los acontecimientos que ocurren hoy y deseas cambiarlos cueste lo que te cueste?



miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA ADICCIÓN ES UNA ENFERMEDAD MORTAL



La negación es la parte de nuestra enfermedad que nos dice que no tenemos una enfermedad. Cuando estamos en negación, somos incapaces de ver la realidad de nuestra enfermedad. Minimizamos sus efectos. Culpamos a otros, citando las expectativas demasiado altas de familiares, amigos y quienes nos dan trabajo. Nos comparamos con otros adictos cuyas adicciones parecen “peores” que la nuestra. Podemos culpar a una droga en particular. Si hemos estado en abstinencia de drogas por algún tiempo, podemos comparar la normal manifestación de nuestra adicción con nuestro uso de las drogas, racionalizando que ¡nada que hagamos hoy podría ser tan malo como fué aquello!. Uno de los modos más fáciles de darnos cuenta que está en negación es cuando nos encontramos a nosotros mismos, dándonos plausibles pero falsas razones de nuestra conducta.

Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte como el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable.

La adicción es una en una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cárceles, hospitales, centros de reclusión o con la muerte. Muchos llegamos a el deseo de dejar de consumir porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en el deseo de dejar de consumir.

Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos el deseo de dejar de consumir. Hicimos nuestro primer compartir derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado en una o en varias intervenciones, empezamos a sentir que los demás se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas del blog nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación.

Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos pensado o hecho en el pasado, otros también las habían creído y hecho. Compartiendo con otros adictos nos dimos cuenta de que ya no estábamos solos. La recuperación se hace realidad en las visitas y compartires. Está en juego nuestra vida. Vimos que si anteponemos la recuperación a todo lo demás, el compartir funciona. Tuvimos que enfrentarnos con estos tres puntos conflictivos:

1. Somos impotentes ante la adicción y nuestra vida es ingobernable.

2. Aunque no somos responsables de nuestra enfermedad, somos responsables de nuestra recuperación.

3. Ya no podemos seguir echando la culpa de nuestra adicción a los demás, a los lugares ni a las cosas. 

Tenemos que afrontar nuestros propios problemas y nuestros sentimientos.

Solo tu puedes responder:


- ¿Te has dado plausibles pero falsas razones por tu conducta? ¿Cuáles han sido ellas?
- ¿Has actuado impulsivamente una obsesión, y después actuado como si realmente hubiera planeado actuar de esa manera? 
-¿Cómo has culpado a otras personas por tu comportamiento?
- ¿Cómo has comparado tu adicción con las adicciones de otros u otras? ¿Es tu adicción ”suficientemente mala” si no la comparas con la de ningún otro u otra?
- ¿Estás tú comparando una manifestación normal de tu adicción con el modo que era tu vida antes de estar limpio?
- ¿Has estado pensando que tienes suficiente información sobre la adicción y recuperación para poner a tu conducta bajo control antes de que se te escape de las manos?
- ¿Estás evitando actuar porque tienes miedo de avergonzarte cuando te enfrentes a las consecuencias de tu adicción? ¿Evitas actuar porque te preocupa lo que pueden pensar los demás?

¡QUIERO ES SALIR!


Lo que nos hace a nosotros adictos es la enfermedad de la adicción, no las drogas, no nuestra conducta, sino nuestra enfermedad. Hay algo dentro de nosotros que nos hace incapaces de controlar nuestro uso de drogas. Este mismo “algo“ también nos inclina a la obsesión y la compulsión en otras áreas de nuestras vidas. Nuestra adicción puede manifestarse de diversas maneras.

Cuando participamos por primera vez en el deseo de dejar de consumir, nuestro problema, serán por supuesto las drogas. Más adelante, podemos descubrir que nuestra adicción esta haciendo estragos en nuestra vida de muchas otras maneras.

Ayúdate y responde:

- ¿Que significa para mí la enfermedad de la adicción?
- ¿Últimamente ha estado activa mi enfermedad? ¿De que manera?
- ¿Cómo soy cuando estoy obsesionado con algo? ¿Mi pensamiento sigue un esquema determinado? Descríbelo
- Cuando se me ocurre algo, ¿actúo inmediatamente sin considera las consecuencias? ¿De qué otras maneras me comporto compulsivamente?
- ¿De que manera la parte egocéntrica de mi enfermedad afecta mi vida y la de quienes me rodean?
- ¿Como me ha afectado física, mental, espiritual y emocionalmente mi enfermedad?
- ¿De que forma específica se ha manifestado mi adicción últimamente?
- ¿He estado obsesionado con alguna persona, lugar o cosa? De ser así, ¿como ha interferido en mis relaciones con los demás?¿De qué otra manera esta obsesión me ha afectado física, mental, espiritual y emocionalmente?  

sábado, 29 de noviembre de 2014

OTRO PUNTO DE VISTA

Probablemente existen tantas definiciones de adicción, basadas en la investigación al igual que en la experiencia personal, como formas de pensar. No es de extrañar, pues, que haya muchas áreas de honesto desacuerdo en las definiciones que oímos.
Algunas, según los hechos observados y conocidos, parecen corresponder mejor a algunos grupos que a otros. Si aceptamos este hecho, entonces quizá deberíamos examinar otro punto de vista, con la esperanza de poder descubrir una base común a todas las adicciones y una forma que nos resulte más útil para establecer comunicación entre todos nosotros. Si podemos ponernos de acuerdo respecto a lo que no es adicción, tal vez entonces lo que sí es, aparezca con más claridad.


¿Considero de manera clara que es adicción?
¿Podré tener varias adicciones o sera una sola la que poseo?
¿Es para ti la adicción una enfermedad?

jueves, 27 de noviembre de 2014

VIVIR SIN MIEDO


Si pudiéramos mirar a la enfermedad de la adicción separada de sus síntomas primarios- esto es, aparte del consumo de drogas u otras conductas compulsivas- y sin sus características más obvias, encontraríamos un pantano de temores centrados en uno mismo. Tenemos miedo a ser heridos, o tal vez de simplemente tener un sentimiento demasiado intenso, de tal manera que vive una especie de media vida, yendo a través de los movimientos de vivir pero sin estar completamente vivos. Tenemos miedo de todo lo que pueda hacernos sentir, así es que nos aislamos y retiramos. Tenemos miedo de que la gente no guste de nosotros, por eso consumimos para estar más cómodos con nosotros mismos. Tenemos miedo que nos agarren en algo y tengamos que pagar un precio, así que mentimos o trampeamos o herimos a otros para protegernos a nosotros mismos. Tenemos miedo de estar solos, así que usamos y explotamos a otros para evitar sentirnos solos o rechazados o abandonados. Tenemos miedo de no tener suficiente-de cualquier cosa- así que egoístamente perseguimos lo que queremos, no importándonos el daño que causemos en el proceso. Algunas veces, si hemos ganado cosas que nos importan en la recuperación, tenemos miedo de perder lo que tenemos, y empezamos a comprometer nuestros principios para protegerlo. Centrados en nosotros mismos, buscando nuestro propio temor, necesitamos desterrarlo para que no tenga más el poder de destruir.

Ayudándonos a responder:

¿A qué o a quién tengo miedo? ¿Por qué?
¿Qué he hecho para esconder mi miedo?
¿Cómo he respondido negativa o destructivamente a mi miedo?
¿Qué es lo que me da más miedo ver o sacar a la luz sobre mí mismo? ¿Qué creo que pasará si lo hago?
¿Cómo me he engañado  a causa de mi miedo?

SÍ, NOS RECUPERAMOS


Cuando al final del camino nos damos cuenta de que no podemos seguir funcionando como seres humanos, ni con drogas ni sin ellas, todos nos enfrentamos al mismo dilema: ¿Qué queda por hacer? Parece que hay dos alternativas: o continuamos lo mejor que podamos hasta el amargo final (cárceles, hospitales o la muerte) o encontramos una nueva manera de vivir. Años atrás, muy pocos adictos pudieron escoger esta segunda posibilidad. Hoy en día tenemos más suerte. Por primera vez en la historia, existe a disposición de todas nosotras y nosotros una sencilla herramienta, el deseo de dejar de consumir, que ha entrado en la vida de muchas adictas y adictos.

¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?


Antes de llegar al deseo de dejar de consumir no podíamos con nuestra vida. No podíamos vivir ni gozar de la vida como lo hacen otros. Teníamos que tener algo diferente y pensábamos haberlo encontrado en las drogas. Anteponíamos su consumo al bienestar de nuestras familias, parejas e hijos. Teníamos que tener drogas a toda costa. Hicimos daño a muchas personas, pero sobre todo nos lo hicimos a nosotros mismos. Debido a nuestra incapacidad para aceptar las responsabilidades personales, nos creábamos nuestros propios problemas. Parecíamos incapaces de afrontar la vida tal como es.

La mayoría nos dimos cuenta de que con nuestra adicción nos estábamos suicidando lentamente; pero la adicción es un enemigo de la vida tan astuto, que habíamos perdido la fuerza para poder detenernos. Muchos terminamos en la cárcel o buscamos ayuda en la medicina, la religión o la psiquiatría. Ninguno de estos métodos nos bastó. Nuestra enfermedad siempre reaparecía o seguía avanzando hasta que, desesperados, buscamos ayudarnos los unos a los otros en el deseo de dejar de consumir.

Después de llegar a el deseo de dejar de consumir nos dimos cuenta de que estábamos enfermos. Padecemos una enfermedad que no tiene cura conocida. Sin embargo, puede detenerse en un momento dado y la recuperación es entonces posible.

¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS CON PROBLEMAS DE DROAGADICCÓN NO PUEDEN DEJAR DE CONSUMIR DROGAS?

Al principio casi todos los adictos creen que pueden dejar de usar drogas por sí mismos, y la mayoría trata de hacerlo sin recibir algún tipo de ayuda. Aunque algunas personas sí lo logran, muchos intentos fracasan cuando se quiere lograr la abstinencia a largo plazo. Las investigaciones han mostrado que el abuso de drogas a largo plazo produce cambios en el cerebro que persisten por mucho tiempo después de que se dejan de consumir las drogas. Estos cambios en la función cerebral inducidos por las drogas pueden tener muchas consecuencias sobre el comportamiento, lo que incluye la incapacidad para ejercer control sobre el impulso de usar drogas a pesar de las consecuencias adversas, característica determinante de la adicción.

El hecho de que la adicción tenga un componente biológico tan importante puede ayudar a explicar la dificultad para lograr mantenerse limpio si no se recibe ayuda. La presión psicológica del trabajo, los problemas familiares, una enfermedad psiquiátrica, el dolor asociado con problemas médicos, las señales sociales (como encontrarse con conocidos de la época cuando usaba drogas) o el entorno (como encontrarse en ciertas calles, ver algunos objetos o hasta sentir olores asociados con el uso de drogas) pueden despertar impulsos intensos de consumir drogas sin que la persona se percate cuál ha sido el factor desencadenante. Cualquiera de estos factores puede impedir una abstinencia sostenida y aumentar la probabilidad de una recaída. Sin embargo, las investigaciones indican que la participación activa del adicto o la adicta en un proceso de ayuda, muchas veces con un adicto en recuperación que ayuda a otro con sus experiencias, es un componente esencial para alcanzar buenos resultados y puede beneficiar incluso a las personas con las adicciones más severas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA RECUPERACIÓN NO TERMINA SÓLO CON ESTAR LIMPIO


Al abstenernos de todas las drogas (y esto también se refiere al alcohol) encaramos sentimientos que nunca antes pudimos enfrentar con éxito. Hasta percibimos algunos que en el pasado no éramos capaces de sentir. Debemos estar dispuestos a ir al encuentro de viejos y nuevos sentimientos a medida que se presenten.

Aprendemos a tener estos sentimientos y nos damos cuenta de que no pueden hacernos daño a no ser que nos dejemos influir por ellos. En vez de hacer algo guiados por un sentimiento que no podemos manejar, compartimos con otra compañera o compañero en este espacio. Al compartir aprendemos a trabajar con el sentimiento. Hay muchas posibilidades de que otros usuarios hayan tenido una experiencia similar y puedan explicarnos lo que les resultó útil a ellos. Recuerda que un adicto solo está en mala compañía.

LA ADICCIÓN ES UNA ENFERMEDAD QUE PUEDE AFECTAR A CUALQUIERA


Algunos de nosotros consumíamos drogas porque nos gustaban, mientras que otros lo hacíamos para reprimir los sentimientos que teníamos. Otros, sufríamos de dolencias físicas o mentales y nos hicimos adictos a los medicamentos que nos recetaban durante la enfermedad. Algunos tomamos drogas unas cuantas veces para estar en algo con el grupo de amigos y después nos dimos cuenta de que no podíamos parar.

Muchos de nosotros tratamos de vencer la adicción y en ocasiones nos fue posible hacerlo durante un tiempo, pero luego, por lo general, volvíamos a consumir más que antes. Las circunstancias en realidad no importan. La adicción es una enfermedad progresiva como la diabetes. Somos alérgicos a las drogas. El final es siempre el mismo: cárceles, hospitales o la muerte. Si la vida se ha vuelto ingobernable y quieres vivir sin la necesidad de consumir drogas, nosotros podemos ayudarte cómo hacerlo.

martes, 25 de noviembre de 2014

¿SOY ADICTO?

Sólo tú puedes contestar esta pregunta

Es posible que no te resulte fácil. Mientras consumíamos, siempre dijimos que podíamos controlarnos. Aunque al principio fuera cierto, ahora ya no lo es. Las drogas terminaron controlándonos a nosotros. Vivíamos para consumirlas y las consumíamos para vivir. Un adicto es simplemente una persona cuya vida está controlada por las drogas. 

Quizá admitas que tienes problemas de drogas, pero no te consideras adicto. Todos tenemos ideas preconcebidas acerca de lo que es un adicto. Una vez que hayas empezado a tomar medidas positivas, no hay nada vergonzoso en el hecho de serlo. Si te puedes identificar con nuestras soluciones. nuestros problemas, tal vez puedas indentificar con nuestras soluciones.

Puedes respondernos:
- ¿Consideras que eres adicto?
- ¿Crees que las drogas controlan tu vida?
- ¿Has querido parar de consumir y no puedes?
- ¿Las drogas te llevan a hacer cosas que tu no quieres hacer?

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿QUIEN ES UN ADICTO?

La mayoría no tenemos que pensar dos veces esta pregunta. ¡Conocemos la respuesta! Toda nuestra vida y nuestros pensamientos giraban, de una u otra forma, en torno a las drogas, cómo obtenerlas, cómo consumirlas y el modo de conseguir más. Vivíamos para consumirlas y las consumíamos para vivir. En síntesis, una persona adicta es aquella cuya vida está controlada por las drogas. Estamos en las garras de una enfermedad crónica y progresiva que nos arrastra invariablemente a los mismos lugares: cárceles, hospitales y la muerte.

¿Te consideras una o un adicto?
¿Crees que tu vida y tus pensamientos giran, de una u otra forma, en torno a las drogas?